El doloroso y penetrante dedo del imperio.
Extraido de: http://www.informalisimo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=2138
Por: Guillermo Giacosa.
Un Tratado de Promoción y Protección de Inversiones es, según el especialista Atilio Borón, un acuerdo que los Estados Unidos promueven con el objetivo de: “1) Garantizar que los inversionistas extranjeros sean tratados exactamente igual que los nacionales 2) Extender el trato que se da a la nación más favorecida en dichos acuerdos a todos los inversionistas extranjeros
3) Garantizar a los inversionistas extranjeros inmunidad contra nuevas leyes que afecten sus intereses, tales como aumentos de impuestos o nuevas regulaciones 4) Obligar a los gobiernos locales a indemnizar a los inversionistas extranjeros por cualquier evento que disminuya sus ganancias 5) Prohibir a los gobiernos políticas de “compre nacional”, de protección a productores vernáculos, de incentivos a la exportación o exigencia de uso de insumos del país 6) Someter a gobiernos y nacionales a tribunales o árbitros extranjeros, tales como el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) con sede en Washington y el Tribunal Internacional para Arreglos de Diferencias entre Inversionistas, que invariablemente fallan a favor de las transnacionales, con lo cual desaparecen la legislación y la jurisdicción nacionales”. O los gringos se exceden en su viveza y en el abuso de su poder o nosotros somos demasiado estúpidos, fatalistas y cobardes como para aceptar que nos impongan semejantes engendros. Es fácil justificarse exponiendo una filosofía política que afirma que el triunfo del más poderoso es inevitable, para luego seguir actuando en consecuencia. Que lo hagan quienes así lo deseen, pero que no nos mientan diciendo que es eso lo que nos conviene. Eso nos conviene en la tonta simplificación que habita en sus cabezas. En la realidad es una soga al cuello que cortará nuestra respiración cada vez que pretendamos protegernos de cualquier medida que nos afecte negativamente.
En algunos de estos acuerdos por ejemplo se establece “acordar restitución o pagar compensación en caso de que las inversiones cubiertas en su territorio sufran pérdidas con motivo de guerra o de otro conflicto armado, revolución, estado de emergencia, insurrección, disturbio civil o cualquier otro acontecimiento similar”. Es decir que cada ciudadano garantizaría a las empresas lo que ninguna aseguradora en su sano juicio puede asegurar. Nuestra gente deberá comportarse de forma tal que su conducta no afecte los intereses de los inversionistas extranjeros. Debemos ser ordenados, justos, cordiales y disponer de una disposición permanente a bajarnos el pantalón en cuanta ocasión convenga a los intereses de nuestros benefactores. No importará que las leyes sean buenas o malas para la población mientras sean beneficiosas a la inversión extranjera. Los anacronismos llamados conquista social o conquista laboral deben ser olvidados de inmediato, borrados de la memoria popular so pena de caer el más duro ostracismo que país alguno pueda soportar.
Entiendo que los gringos anden pidiendo lo que piden: son idealistas, creen que Dios creó el mundo para que ellos lo disfruten. Lo que no entiendo es que los locales finjan que no comprenden que EEUU quiere modelar nuestros países a la medida de sus necesidades y que puedan utilizar argumentos cuya falsedad puede ser percibida por el menos refinado de los observadores.
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Crhistian "BiNaRiO" Peralta
http://binario1100.blogspot.com
Por: Guillermo Giacosa.
Un Tratado de Promoción y Protección de Inversiones es, según el especialista Atilio Borón, un acuerdo que los Estados Unidos promueven con el objetivo de: “1) Garantizar que los inversionistas extranjeros sean tratados exactamente igual que los nacionales 2) Extender el trato que se da a la nación más favorecida en dichos acuerdos a todos los inversionistas extranjeros
3) Garantizar a los inversionistas extranjeros inmunidad contra nuevas leyes que afecten sus intereses, tales como aumentos de impuestos o nuevas regulaciones 4) Obligar a los gobiernos locales a indemnizar a los inversionistas extranjeros por cualquier evento que disminuya sus ganancias 5) Prohibir a los gobiernos políticas de “compre nacional”, de protección a productores vernáculos, de incentivos a la exportación o exigencia de uso de insumos del país 6) Someter a gobiernos y nacionales a tribunales o árbitros extranjeros, tales como el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) con sede en Washington y el Tribunal Internacional para Arreglos de Diferencias entre Inversionistas, que invariablemente fallan a favor de las transnacionales, con lo cual desaparecen la legislación y la jurisdicción nacionales”. O los gringos se exceden en su viveza y en el abuso de su poder o nosotros somos demasiado estúpidos, fatalistas y cobardes como para aceptar que nos impongan semejantes engendros. Es fácil justificarse exponiendo una filosofía política que afirma que el triunfo del más poderoso es inevitable, para luego seguir actuando en consecuencia. Que lo hagan quienes así lo deseen, pero que no nos mientan diciendo que es eso lo que nos conviene. Eso nos conviene en la tonta simplificación que habita en sus cabezas. En la realidad es una soga al cuello que cortará nuestra respiración cada vez que pretendamos protegernos de cualquier medida que nos afecte negativamente.
En algunos de estos acuerdos por ejemplo se establece “acordar restitución o pagar compensación en caso de que las inversiones cubiertas en su territorio sufran pérdidas con motivo de guerra o de otro conflicto armado, revolución, estado de emergencia, insurrección, disturbio civil o cualquier otro acontecimiento similar”. Es decir que cada ciudadano garantizaría a las empresas lo que ninguna aseguradora en su sano juicio puede asegurar. Nuestra gente deberá comportarse de forma tal que su conducta no afecte los intereses de los inversionistas extranjeros. Debemos ser ordenados, justos, cordiales y disponer de una disposición permanente a bajarnos el pantalón en cuanta ocasión convenga a los intereses de nuestros benefactores. No importará que las leyes sean buenas o malas para la población mientras sean beneficiosas a la inversión extranjera. Los anacronismos llamados conquista social o conquista laboral deben ser olvidados de inmediato, borrados de la memoria popular so pena de caer el más duro ostracismo que país alguno pueda soportar.
Entiendo que los gringos anden pidiendo lo que piden: son idealistas, creen que Dios creó el mundo para que ellos lo disfruten. Lo que no entiendo es que los locales finjan que no comprenden que EEUU quiere modelar nuestros países a la medida de sus necesidades y que puedan utilizar argumentos cuya falsedad puede ser percibida por el menos refinado de los observadores.
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Crhistian "BiNaRiO" Peralta
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on miércoles, junio 22, 2005 at 6/22/2005 09:24:00 p. m..
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